Recordamos esta conversación sobre feminismo, redes sociales, ser mamá e historias tan reales que te aprietan el estómago con Aldea Pardo, realizada por Palo Valencia para Pousta. 

“Especimen” es uno de esos libros que te dejan el corazón abrigado, en el que página por página se destila la verdad de una mujer y el amor que le ha puesto a su vida entera.

Eleonora Aldea Pardo, así, sin segundo nombre, tiene 33 años y es diseñadora de profesión. Aunque ella se define como una persona que “hace cosas” y no se deja llevar por las etiquetas de “mamá”, “escritora”, “esposa”, etc., es la autora de “Espécimen” (Neón, 2017), un libro autobiográfico que cuenta partes de su vida de la A a la Z.

Honesto de principio fin, Eleonora nos lleva a pasear a su natal Viña del Mar arriba de las micros que van rápido por el borde costero, a vivir con ella el nacimiento de su segundo hijo, quien nació prematuro de 26 semanas, su relación con su familia y su acercamiento a Internet en los 90, entre otros.

Me tatué AMOR en el brazo izquierdo. Me gusta que alguna fotos pareciera que dice ROMA. Porque las dos palabras significan, para mí, un origen. Desde el amor, todo. Desde Roma, todo. El alfabeto, los hijos, los nombres, el lenguaje. Desde mi brazo izquierdo vivo mi vida.

El libro fue hecho casi por completo por ella. “Tengo un pequeño problema de control, entonces para mi fue súper difícil soltar ciertas cosas. Pero yo sentía que si iba a hacer un libro que era básicamente yo al mundo, no podía estar diseñada por otra persona. Para mi nunca iba a poder ser de otra manera. Probablemente, si escribo después otras cosas va a ser distinto, pero este por lo menos no”, dijo.

El hacer este libro para Nori, como le dicen sus conocidos y amigos, era un sueño de vida que tenía desde muy pequeña: “Si bien yo no estaba mandando textos a editoriales, desde chica cuando me preguntaban que qué quería ser cuando grande, yo decía que siempre quise ser escritora, porque mi papá tiene muchos libros y nosotros leíamos mucho. Entonces, yo por alguna razón empecé a escribir historias, historietas, hasta cuentos de terror. Después mi vida se desvió a lo visual, pero fue el sueño de mi vida”.

Al principio, “Especimen” tenía otro título. Se llamaba “Algo que te puedes tatuar”, pero a Eleonora le costó que le hiciera sentido esa idea que tenía para su libro. Durante una clase de su diplomado de Tipografía en la Universidad de Chile, un profesor le explicó algo que le pareció una epifanía: “En la tipografía hay una cosa que se llama el espécimen tipográfico y le pregunté a mi profesor qué era, cómo lo definiría específicamente. Él agarró mi cuaderno y me dijo que básicamente un espécimen responde a la pregunta ¿cuál es la tipografía? ¿cómo es? ¿qué elementos la componen? ¿cómo funciona? ¿para qué sirve? Ahí lo pensé: este libro es  mi espécimen, porque básicamente responde las preguntas sobre mi”.

Este libro es ella, como también lo son sus redes sociales y la misma persona que fue el sujeto de esta entrevista. Eleonora se mueve de manera natural, dice las cosas sin pudor y con fuerza: “No sé si escribiría las cosas que escribo si fuera tímida. También, tiene que ver con las cosas que me gustan, la gente, o las películas que veo que son muy honestas. Los textos que más me gustan tienen que ver con las cosas que son tan verdad que te aprietan la guata”.

Ser mamá en tiempos de feminismo y redes sociales

Eleonora tiene dos hijos, que la acompañan a todos lados y que están con ella la mayor parte del tiempo. Ella lo documenta todo, desde su página web hasta sus redes sociales, en donde ambos son partes fundamental de la vida que construyó como mamá. Ambos, también, tienen capítulos propios dentro de “Especimen”.

Es también, una responsabilidad que mucha gente se da el derecho de opinar, comentar y cuestionar, por eso es que uno de los textos de su libro fue reemplazado por otro.

“Hay un texto que saqué, que me dio pudor. La V era “Volada soy mejor mamá” y era  un momento de estar volada con tus hijos en que les huelo el pelo, entiendo el mundo, me agacho a jugar con ellos, los miro y me rio. Era puro amor, algo muy lindo. No es ningún secreto que yo fumo marihuana, no sentía que era una gran revelación. Pero después lo leí en contexto del libro entero y era como que no iba, sentía que era muy panfletario solo por serlo y no tan conectado con el resto. Se sentía muy ‘fumo marihuana y soy mamá’. Sentí ese pudor del “me van a retar” y lo saqué. Era bonito, pero quizá me iba a traer más problemas que satisfacciones”, comentó.

Para Nori, el hacer parte todo su entorno es una forma de expresar y conectar con otras personas alrededor del mundo que están pasando por cosas similares: “Para mi siempre ha sido muy interesante usar las redes sociales como una manera de compartir como estay experimentando la vida. Y que una persona que puede estar en México te escriba y te diga ‘leí lo que escribiste y a mi me pasa lo mismo’. Sin las redes sociales, sin internet en verdad, esas cosas no pasarían”.

En sus redes, también difunde un mensaje profundamente feminista, de mujer con consciencia política y clara de que las cosas para todos tienen que cambiar hacia el respeto total: “Yo encuentro que ser feminista y ser mujer en el momento en el que estamos ahora tiene una responsabilidad gigante. Tienes que estar consciente de lo que estás diciendo, cómo lo estás diciendo, a quién se lo estay diciendo, de la manera en que lo haces, tener mucho cuidado en lo que uno hace, cómo recibe los comentarios de la gente. No lo digo de mala manera, sino que es una posibilidad de cambio real. A mi me interesa hacer piezas que tengan que ver con amarse uno como mujer o a la comunidad, de feminismo directamente. A mi me interesa usar ese pedacito que tengo en Internet para eso, para hacer más potente el movimiento. Tienes una responsabilidad de hacerlo como mujer”.

En eso, su maternidad se convirtió en la herramienta de cambio más importante para ella, aunque sea una de sus decisiones de vida que la gente más cuestiona.

“Una de las cosas por las que me trollean es por cómo yo me puedo declarar feminista por casarme, tener hijos y estar en la casa, porque eso sería supuestamente inconsecuente con la idea de ser feminista. Según yo, el feminismo la capacidad de lograr que cada una elija lo que quiera, pero porque tú lo quieres. Por eso es un tremendo trabajo tener dos hijos hombres; la pega de mi vida va a ser lograr que ellos sean hombres decentes, apañadores, que sean feministas. Que no respeten a las mujeres por ser mujeres, eso de ‘no se le pega a las niñitas’, no se le pega porque es una persona como tú. Esa va a ser mi mejor obra de la vida, dos personas que contribuyan al mundo de una manera positiva”.

 

Fuente: https://pousta.com/aldea-pardo-entrevista-especimen/

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