OPUS 5 – Juan Eduardo Esquivel

$13000

Autor: Juan Eduardo Esquivel
Prólogo de Astrid Fugellie, miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua
Julio 2018
ISBN: 978-956-09163-0-3
Páginas: 127
PVP: $11.000
HB Editores

Juan Eduardo Esquivel nació en Santiago (1940).

Profesor-investigador universitario, profesor de filosofía, vive en México desde finales de 1973. El exilio – y las contingencias dolorosas que conlleva – no lo hizo abandonar la poesía, disciplina que cultiva en privado y en público, tanto escribiendo como estudiando a los poetas chilenos.

Anidó en México, donde vive también cerca de sus hijos y nietos.

Unido a su patria natal, donde solo regresa para cargar las baterías en Viña del Mar, Valparaíso y en las calles de Santiago, en el diálogo con la familia y los amigos, dedicó esta obra a Chile y quiere que su primera edición sea entre nosotros.

Los chilenos de esas tierras del norte de América saben de sus permanentes esfuerzos por fortalecer y difundir la cultura nacional, tanto en la creatividad del arte como en el pensamiento de los intelectuales. Y él, como tal, está siempre creando y formulando ideas para contribuir a una vida mejor.

Otras obras del autor:

  • Las manos encima (Cochabamba, 1966)
  • El piano de letras (México, 1996)
  • Seis poemas metafísicos y una fábula (México, 1998)
  • El valor de un testimonio (México, 2013)
  • Memorial (México, 2013)
  • Bitácora.com (México, 2015)

Figura en varias antologías y recopilaciones, en Chile, en México y en Alemania

Ha publicado poemas y textos literarios en plaquettes y en diversas revistas y periódicos de México. Además ha publicado diversos libros de carácter académico.

Este libro contiene fundamentalmente poemas y un ensayo final del autor; es una aproximación a ese Chile que él, hombre de Santiago, de Ñuñoa, de Viña del Mar y de Valparaíso, formado en la Universidad Católica sin ser católico, dejó hace muchos años, pero del cual ha seguido ligado intensamente. Viajeros, visitantes, sus propios periplos hacia este sur a veces duro y siempre tentador, las noticias por diversos medios, lo han mantenido unido a una tierra que no habría dejado y lejos de la cual sólo lo mantiene el amor.

Es un grito esperanzador y nostálgico, alegre, entusiasta, pero también marcado por los dolores. Cuando la edad avanza implacable, los recuerdos se agolpan y se abren nuevas esperanzas. Tal vez es el deseo de ser inmortales lo que nos hace seguir bregando.

Su ensayo, «Los poetas dispersos», versa sobre aquellos de la llamada diáspora chilena que él ha conocido de lejos, los que solo ha leído, pero también esos que ha tenido cerca y de quienes habla con el cariño del amigo. Y se lamenta: “Los poetas del 60 fueron los sorprendidos por la bestia. Los poetas del 70 fueron reprimidos desde temprano. Y los poetas del 80 recibieron el coletazo, pero muchos de éstos compartieron la lucha con sus antecesores ―los casi olvidados y los golpeados― y buscaron caminos alternos para construir su propia identidad, la poesía de la diferencia, la diversidad y la inclusión.”

En esta obra se confunden el poeta, el intelectual y el ciudadano que camina por las  calles portando siempre su experiencia y una sólida esperanza.

 

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