Moradas Nietzscheanas. Del sí mismo, del otro y del entre – Mónica B. Cragnolini
$16200
La Cebra Ediciones
Argentina
2006
Páginas 208
ISBN 987-22884-1-0
Moradas nietzscheanas. Del sí mismo, del otro y del “entre” está dedicado a la problemática de la constitución de la subjetividad y de la alteridad. Puede parecer extraño que se “descubra” un pensamiento acerca del otro en un autor como Friedrich Nietzsche, a quien la interpretación lo ubicó durante mucho tiempo en la línea de un pensamiento individualista. Sin embargo, figuras-máscaras como las del amigo, el viajero y el ultrahombre están signando una continua desaprobación de sí: el «entre» de las fuerzas implica una tensión entre lo mismo y lo otro, entre el azar y la necesidad, tensión que impide toda posibilidad de aseguramiento total de lo real y con ello, de aprobación de la otredad. En el cruce entre filosofía y literatura, el otro se delínea como una extraña morada en la propia mismidad.
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Heterografías de la violencia. Historia, Nihilismo, Destrucción – Sergio Villalobos-Ruminott
$14900Ediciones La Cebra
Chile
2016
Páginas 256
ISBN 978-987-3621-22-2
Esta serie de intervenciones heterogéneas intentan pensar la problemática relación entre historia y destrucción desde el punto de vista de la planetarización del nihilismo y el consecuente agotamiento del orden categorial moderno, incluyendo el universitario. Para tal efecto, se renuncia a un discurso disciplinario hegemónico y se elaboran interrogantes que resuenan a nivel histórico, teórico y literario. Se trata de pensar los procesos flexibles de acumulación, las formas post-fordistas de violencia, la transformación del Estado, la guerra y la soberanía, en tensión con otras formas históricas de imaginación que resisten su total nihilización.
LA IMITACIÓN DE LOS MODERNOS – (Tipografías 2) – Philippe Lacoue-Labarthe
$21150La Cebra Ediciones
Francia
2016
Páginas 352
Este libro, publicado en 1986, reúne diez conferencias dictadas entre 1978 y 1985. Bajo diversos apremios y recorriendo textos disímiles –Heidegger, Hölderlin, Lyotard, Derrida, Diderot, Nietzsche–, se aboca a la idea de ir siguiendo rigurosamente los lazos que atan al arte con lo político, intentando exponer cuánto deben dichos lazos al problema de la mimesis, de una imitación que debe seguir a un modelo que también queda siempre por inventar.
ISBN 978-987-24770-6-6
IMAGEN, CUERPO – Alejandra Castillo
$15900Ediciones La Cebra
Chile
2015
Páginas 96
ISBN 978-987-3621-18-5
Biblioteca Patricio Marchant
Lo propio de la imagen es sustraerse a la mostración de “una imagen”. ¿Qué le ocurre a la imagen cuando lo que esta enseña es un cuerpo? Más aún, ¿qué sucede cuando este cuerpo es un cuerpo sexuado? A la propia complicación que toda imagen porta, no podríamos dejar de advertir la complicación de un cuerpo cuyo género es la explicación de un orden binario que lo fija masculino o femenino; lo describe funcional y eficiente bajo el par de lo normal o lo patológico; y lo visibiliza bajo jerarquías raciales que desde la dicotomía de la luz y la oscuridad organizan un espacio en común de dominio y, a su vez, de exclusión y de segregación. Como bien sabemos, este orden doble, que no deja de hablar a cada momento de binomios, dualidades y dicotomías no son sino señuelos y formas de lo Uno, de la propiedad, de la verdad, de las metáforas arraigadas en la voz «origen». Este libro reúne una serie de ensayos que buscan complicar la imagen desde el cuerpo, la performance y la propia imagen buscando cuestionar, a su vez, el orden del género en lo que éste tiene de orden de la identidad.
Alejandra Castillo (1974), Doctora en Filosofía. Académica del Departamento de Filosofía de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, UMCE, Santiago de Chile. Directora de la revista de cultura Papel Máquina. Es autora de Disensos feministas (2016), Imagen, cuerpo (2015), Ars disyecta. Figuras para una corpo-política (2014), El desorden de la democracia. Partidos políticos de mujeres en Chile (2014), Nudos Feministas. Política, filosofía, democracia (2011), Democracia, políticas de la presencia y paridad (2011), Julieta Kirkwood. Políticas del nombre propio (2007), La república masculina y la promesa igualitaria (2005). Editora de Martina Barros, Prólogo a la Esclavitud de la Mujer (2009); y coeditora de Arte, archivo y tecnología (2012), Re-escrituras de José Martí (2008) y Nación, Estado y cultura en América Latina (2003).
SIMONE DE BEAUVOIR – Alejandra Castillo
$13800La Cebra Ediciones
Chile
2017
Páginas 96
ISBN 978-987-3621-34-5
Mucho antes de la afirmación de los feminismos «post-humanistas», Beauvoir advertía sobre la estrecha vinculación entre la humanidad y lo masculino: «la humanidad es masculina y el hombre define a la mujer». Advertencia crítica que no hace sino ahondar en una ya antigua querella: el feminismo no es una «comunidad de mujeres». O, dicho en otras palabras, el feminismo no es un humanismo. Lejos de las corrientes utilitarias, que señalan que el feminismo siempre ha sido una forma política para la consecución de ciertos fines prácticos que calzan plenamente con la idea de «individuo» de la tradición liberal, el feminismo busca la transformación de la política moderna y no su adecuación. La transformación implica un punto de fuga, un lugar indeterminado de invención y transformación, cierta negatividad imposible de asir en las prácticas ritualizadoras y reconocibles de la política. De ahí que no podamos enmarcar y delimitar la apuesta filosófica feminista de Beauvoir bajo las consignas de un «humanismo liberal». Sin lugar a dudas, bien podríamos situar al mismo nivel el antagonismo de clases con el feminismo. Pues, si el proletariado busca la transformación de todas las relaciones sociales, no busca a través de la lucha de clases su adecuación al orden capitalista, no busca la reificación del «ser proletario» en un mundo postclases, sino que, por el contrario, busca en la propia acción de clase la disolución de toda clase. De igual modo, el feminismo no busca mejorar la posición de la mujer en la sociedad patriarcal; busca, por sobre todo, la transformación total de las relaciones sociales patriarcales. Y en esa transformación, sin lugar a dudas, la primera despedida será la «Mujer». En la estela que deja esta enunciación, es posible afirmar que feminismo no es, no puede ser, un humanismo.